martes, 10 de febrero de 2009

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Dar titulo a algo que aun no tiene texto es muy difícil, mas cuando no tienes idea del relato.

Mucho tiempo a pasado desde que escribí y creo continuar de la misma manera, y quizás esta no sea la excepción de lo mas entretenido, pero dicen que sirve para dejar fluir algo más de de lo escondido, de eso que aun esta arrugado en un basurero.

Vas camino a tu destino, y te das cuenta que vas apoyada en un vidrio, un simple apoyo para pensamientos absurdos. Comienzas a recordar que hay en cada cosa, a ver que repetidamente ese recuerdo, se hace preciso y te gusta. Ese gusto por recordar cosas que no tienen cierto sentido del presente en el que crees vivir, y te pones a recordar por ejemplo.- que vas camino por un parque que la misma compañía te brinda por inercia, platicando y compartiendo el nuestro, nuestras manos; nuestro tiempo; nuestras miradas; tus manos como piel sufija a las suyas...

Cosas como esas de pronto llegan a tu norte que no es el sur...

Como dejar aquellas partes de ti que aun viven, claro viven en recuerdos porque hace varios minutos se destiñeron, pero brillan en tus sueños de querer seguir. Que deseos locos de ir corriendo a su abrazo, de tomarle la mano y callarle con un beso de no hablar, de apreciar el detalle en su ceja cuando esta distraido, su inseguridad segura, su resentimiento con la gente, de lo burlesco eh idiota a la vez, y de pronto otro recuerdo. ¡Y que sacas si ya no eres capaz ni siquiera de ver le a los ojos!.

Ahora, ¿como poner titulo a algo que no tiene sentido?




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cualquier similitud con la realidad es mera coincidencia...

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